Panera de Borondes, Grado.
Molino de rabil bajo un hórreo en Busloñe, Morcín.
Cubil del gochu y talamera con truébanos en Cirieño, Amieva.
Gadañes colgadas de gavitos en Casares, Quirós.
Panerona de Santianes de Molenes, Grado.
Calabazas en la talamera de una panera de Castiellu, Cabranes.
Carro bajo una panera en Doñaxuandi, Riosa;
y "carro" bajo un hórreo en Lebredo, El Franco.
Secando fabes en San Román, Sariego.
Leñera bajo un hórreo en Sena, Ibias.
Secando maiz en Vegalencia, Ribera de Arriba
La economía de
subsistencia del campesinado asturiano estaba caracterizada por la dependencia
de la tierra y del ganado, por lo que se vio obligado a encontrar una forma de
guardar, mantener y proteger los productos que obtenía del campo y de los
animales. Así, los hórreos y paneras permitían conservar los derivados cárnicos
(jamones, chorizos, cecinas…) y los lácteos (queso), así como los productos de
la huerta (patatas, manzanas, castañas, fabas, maíz…). Esto es posible porque están
aislados del suelo y su excelente ventilación permite una temperatura constante
en el interior.
Pero el hórreo
también se utilizó como almacén para guardar objetos (ropa en desuso,
herramientas…), e incluso como habitación improvisada o fija, dependiendo de
las necesidades de la familia. Y el solhorru, espacio que queda bajo el hórreo,
se usó como leñera, para guardar el carro (ahora se guarda el coche…), para
instalar el molino de rabilar, el cubil del gochu, etc.
Algunos hórreos se
levantaban sobre otra edificación, cuadra o vivienda, e incluso ambas. En este
caso, el espacio que quedaba entre el hórreo y el resto del edificio, el
caramachón, también se aprovechaba como almacén y secadero.
Aunque a veces cada
casa tiene su propio hórreo, es muy frecuente que sea compartido entre varios
vecinos. En este caso, el interior se compartimenta con tablas o con un
entretejido de varas de castaño, y se abre una puerta al exterior por cada
propietario (por lo general, si el hórreo es de dos, se abren sendas puertas en
la parte delantera, y si son cuatro se abren dos delante y dos en la pared
opuesta).
En resumen, la casa
tradicional asturiana incluía no sólo la vivienda, sino también una serie de
construcciones auxiliares entre las que destacan el hórreo y la panera,
elementos funcionales que fueron esenciales para su pervivencia.
¿Hacían allí el botellón?
ResponderEliminarEl botellón de sidra....
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