En una de las piedras de la iglesia de San Claudio, en Herías (Lena) aparece la fecha de 1.175
Iglesia románica de San Martino de Villallana (Lena), del siglo XIII
Puerta de una cuadra de Llantamartín (Langreo)
Dintel de la ventana de una casa de Villandás (Grado).
Ventilación de un hórreo de Somiedo
Decoración en un hórreo de Casares (Quirós)
Talla en el corredor de un hórreo de Folgueiras de Aviouga (Ibias)
Pinturas en las tablas de un cabazo de Lebredo (Coaña)
Talla en el liño de un hórreo de Veneros (Caso)
La flor galana, rosácea o flor de agua, es un símbolo geométrico que tiene una función mágica, protectora y ornamental que se repite a lo largo de la historia y que podemos encontrar tanto en el arte sacro como en el popular.
Para dibujarla hay que utilizar un compas: se traza una circunferencia y con el mismo radio se hace centro en un punto cualquiera de su perímetro, trazando un arco que corte dicha circunferencia en dos puntos pasando por el centro. Uno de esos puntos será un nuevo centro para marcar otros dos puntos. Y así hasta tener la flor dibujada.
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