LA FOCELLA (La Foceicha)
Iglesia de Santa María de la Focella
La Focella
PÁRAMO (Parmu)
Iglesia de San Justo de Páramo
Antiguo ayuntamiento y cárcel
Villa de Sub y Páramo desde La Focella
VILLA DE SUB (La Villa de Su)
La Focella desde Villa de Sub
Villa de Sub
EL PRIVILEGIO es un área de la montaña asturiana, en el concejo de Teverga, formado por dos parroquias: Santa María de La Focella, constituida por la población de La Focella, y San Justo de Páramo, formado por las poblaciones de Villa de Sub y Páramo. Los tres pueblos fueron concejo independiente hasta el siglo XIX.
En el siglo XI, el conde Pelayo Froilaz, dueño de numerosas tierras en la zona (y en el resto de Asturias), fue acusado de alta traición ante el rey Alfonso V, motivo por el que fue encarcelado y confiscadas todas sus propiedades. Uno de los vasallos de Froilaz, Manulfo Bellido Aureolis, natural de Páramo, salió en su defensa rebelándose contra Asseménides, mayordomo del rey, quien mandó apresar a Manulfo. Tiempo después, en el año 1033, Bermudo II, herededo de AlfonsoV, descubre la calumnia que pesaba sobre Froilaz, le devuelve todas sus propiedades y le concede el real privilegio de "... disfrutar de libre albedrío, habitar donde quisiesen sin pagar sobre la tierre feudo ni tributo alguno, salvo a Dios nuestro Señor...", que fue refrendado por sucesivos reyes.
En el siglo XI, el conde Pelayo Froilaz, dueño de numerosas tierras en la zona (y en el resto de Asturias), fue acusado de alta traición ante el rey Alfonso V, motivo por el que fue encarcelado y confiscadas todas sus propiedades. Uno de los vasallos de Froilaz, Manulfo Bellido Aureolis, natural de Páramo, salió en su defensa rebelándose contra Asseménides, mayordomo del rey, quien mandó apresar a Manulfo. Tiempo después, en el año 1033, Bermudo II, herededo de AlfonsoV, descubre la calumnia que pesaba sobre Froilaz, le devuelve todas sus propiedades y le concede el real privilegio de "... disfrutar de libre albedrío, habitar donde quisiesen sin pagar sobre la tierre feudo ni tributo alguno, salvo a Dios nuestro Señor...", que fue refrendado por sucesivos reyes.
Dicen también que Bermudo III declaró nobles a todos los nacidos en cualquiera de los tres pueblos, con la única obligación de ofrecer un caballo y un rocín al rey; un cirio a la iglesia de Páramo el día de San Miguel; y celebrar una misa anual por Alfonso V.
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