De tradición católica, los
oratorios o capillas de ánimas son pequeñas construcciones, generalmente de
piedra, ubicadas a la vera de caminos aledaños a poblaciones y cuya función es
la facilitar las ofrendas y rezos de los devotos por las ánimas atormentadas en
el fuego del purgatorio, lugar temporal, entre la tierra y el cielo, en el que
se purifican por tiempo limitado las almas de los justos, todavía manchadas
antes de ir al cielo
Surgen a partir del siglo XVI,
tras el concilio de Trento, alcanzando gran difusión entre los siglos
XVII-XVIII. Aunque de carácter popular,
muchas de ellas fueron erigidas por particulares, familias o cofradías,
encargándose del mantenimiento del oratorio y de recoger las limosnas con las
que costeaban las misas y el mantenimiento de la capilla. No obstante, están pensadas al servicio de
todos los creyente y no como una propiedad privada.
Frente a la Reforma protestante, que
negaba la existencia del purgatorio, la Contrarreforma mantiene su existencia.
Así, en la sesión XXV del concilio de Trento (1563), se señala que las almas
detenidas en el purgatorio reciben alivio con las limosnas de los fieles y, en
especial, con las misas.
Este culto a las ánimas tenía
como finalidad no sólo la paz del finado, sino también el interés porque aquél
pasara a un nivel superior y no vagase por el mundo de los vivos. Esta
intercesión por la salvación de las almas de los que expían sus pecados en el
purgatorio recibiría como contrapartida la protección de aquellos que
intercedan por ellas.
Aunque la costumbre de orar por los difuntos y celebrar misa
por ellos es tan antigua como la Iglesia, la fiesta litúrgica por los difuntos
se remonta al 2 de noviembre de 998 cuando fue instituida por San Odilón, monje
benedictino y quinto abad de Cluny, en el sur de Francia.
Maravilloso, sencillamente maravilloso, de lo mucho que ver en Asturias, todo se queda en la retina, gracias por seguir con este estupendo blog. Feliz año nuevo
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Feliz año también para tí
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