El castro de Mohías se levantó, sobre una amplia meseta delimitada al norte y al oeste por el arroyo de Jarrio. Hacia el sur continúa hacia la rasa litoral por lo que, al ser su único flanco vulnerable, excavaron tres fosos consecutivos y los alternaron con parapetos realizados con el escombro producido.
El barro de cabañas es de trazado regular, probablemente romano, con calles y callejones bien planificados. Las casas son de planta rectangular con esquinas redondeadas; en su interior se encontraron morteros, hogares y abundante material cerámico, señalando su ocupación durante los siglos I y II d. C.
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