La iglesia empezó a sufrir sucesivas reformas a partir del siglo XVI, quedando ya muy alterada la fábrica románica en el siglo XVII.
Fue restaurada en 1991.
De planta basilical, el templo tiene tres naves que se rematan en tres capillas, la principal semicircular y las laterales cuadradas.
La entrada a la capilla mayor descansa en impostas molduradas y decoradas con bolas y cabezas.
Capillas laterales.
La división entre naves se realiza con arquerías de dos roscas
ligeramente apuntadas, sobre las que se abren los vanos que iluminan
directamente la nave central.
Benditera.
Cabeza situada en la nave sur, junto al presbiterio.
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Facistol
Al final del siglo XII se generalizaron los enterramiento en el interior de las iglesias. Que alguien pudiera ser enterrado cerca del altar mayor, dependía de la importancia del difunto y de la dote que otorgara a la iglesia.
En el muro norte del presbiterio se abre un arcosolio con tejaroz tallado con motivos figurativos: varios monjes yacentes y pequeñas cabezas que cubren sus rostros a modo de plañideras.
Fue incorporado en el siglo XIV como sepulcro de Juan Alvarez Osorio, uno de los mayores benefactores del monasterio.
Las arquivoltas del arcosolio están molduradas y presenta una hilera de bolas en el guardapolvo.
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Basa monolítica para dos columnas.
Uno de los retablos policromados que hay en la iglesia.
Imagen de San Blas, antiguo relicario que en 1598 albergó un hueso del tobillo de San Froilán.
EL MONASTERIO
Fachada del monasterio, construida en el siglo XVIII.
El balcón del abad está flanqueado por el escudo de la orden del Císter y el escudo imperial de los Austrias.
Estado de abandono en que se encuentra el monasterio...
El origen del monasterio de Villanueva está relacionado con la existencia de varias comunidades eremíticas en la zona, entre los siglos XI y XII, a quienes Alfonso VII dona, en el siglo XII, varias propiedades en tierras de Ribadeo.
En su origen, existieron dos comunidades diferentes, una en Los Oscos y otra en Ribadeo, que finalmente unirían sus patrimonios para centralizar ambas comunidades en Los Oscos, donde Fernando II, en 1181, les concedería su coto jurisdiccional que incluía el actual territorio de Villanueva.
El monasterio seguía los preceptos de la orden de San Benito, pero la comunidad acata la orden cisterciense a finales del siglo XII cuando Alfonso IX vincula el cenobio de Villanueva al cisterciense leonés de Santa María de Carracedo.
En 1835, con la desamortización de Mendizábal desaparece como monasterio, didicado en exclusiva a iglesia parroquial.
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